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Primer día de clase
Empezamos
las clases, no sin antes asistir a una presentación del curso. (Es
decir, lo más aburrido)
La primera hora fue la de matemáticas, intente centrarme todo lo que
pude, pero no fue fácil. Sobretodo porque mis amigas me habían
recordado al chico que tanto me hacia sufrir, y ahora no conseguía
sacármelo de la cabeza. La segunda hora fue más entretenida. (Bueno
vale, era la hora de tutoría y no hacíamos nada, pero era mucho
mejor eso que cualquier otra materia)
Por fin llegó la hora del patio, la mejor de todas, me dirigí a
nuestra pequeña caseta (o
así la llamábamos),
era como un refugio donde nos reunimos y cotilleamos de todo lo que
nos sucedía durante el día.
Allí
me encontré con más amigas mías; entre ellas estaban: Jennifer,
Antonella, Natalia, Daniela y Diana. Faltaban Nathaly y Janeth que se
encontraban estudiando 1r de bachillerato. Con ellas conseguí
distraerme un poco, escuchando todo lo que habían hecho durante las
vacaciones de Navidad. Una de ellas, Jennifer, se apuntó para hacer
una obra de teatro en Navidad, representó a Baltasar (uno de los
reyes magos) que lástima que me lo perdí. Anto y Diana se
dedicaron a ir de fiesta en fiesta y se lo pasaron de alucine, y las
gemelas Natalia y Daniela se fueron de viaje por casi toda España.
–¿Y
qué Vicky, y tú que hiciste? –Preguntó
Jennifer.
Madre
mía, no tardaron nada en preguntarme. Y qué les iba a decir? qué
había pasado todas las vacaciones rodeada de mi familia con mis
tíos, primos... No digo que sea nada malo estar con la familia al
contrario, los adoro y quiero mucho, pero no había salido de fiesta,
tampoco había participado en ninguna obra y menos había viajado. Lo
único qué había hecho era sufrir por un amor no correspondido.
–Ya
sabes Jenny, lo de siempre en casa con la familia, alguna salida al
cine con Ann y con… bueno con mis primos.
Intente
sonar algo convincente, pero más bien sonaba a una chica que había
pasado unas malas vacaciones de Navidad y no quería hablar de ello,
lo que menos quería que notaran...
–¡Hey
chicas! estamos aquí, ¿Ann, Barbi donde estabais metidas? –preguntó
Antonella, que se acababa de quitar los auriculares del móvil al
verlas.
–Sorry
chicas! es que estábamos hablando de la salida que haríamos hoy por
la noche Ann, Nessy y yo –explicó
Barbi.
–Así
que una salida Vic, pues cuenta con Anto y conmigo, ya sabes que las
fiestas son lo nuestro –comentó
Diana, que siempre se auto invitaba a cualquier fiesta.
El
día no mejoro mucho, cuando terminó la hora del patio tuve que
aguantar una hora corriendo bajo la lluvia, ¿adivináis porque? Sí,
claro que si, la clase de E.F. Más tarde fui a latín (me encanta
esa materia, es algo complicada pero me gusta arriesgarme), cuando
por fin llegué a casa, sentí que el día había sido muy largo,
tiré la mochila encima de la cama y me senté en ella apenas unos
minutos, ya que no tenia mucho tiempo. Fui a comer, y al terminar me
recosté un rato en el sofá. Sino fuera porque ya había preparado
la mochila, hubiera llegado muy tarde a clase. Cogí mi maleta y bajé
a la plaza.
Quien
me iba a decir que habría un destino tan cruel como para hacerme
chocar con él, mi dolor de cabeza en persona . Encima solo se digno
a saludarme, preguntarme si mis primos estaban bien y se fue como si
nada. Me digne a observar cómo se alejaba y yo me quede allí dolida
por la forma que tenía de tratarme. Me dirigí al instituto sin
pensar en nada ni en nadie, en clase intente disimular, pero mis
amigas eran muy listas y me conocían tan bien, sabían que algo me
pasaba y no les hizo falta preguntarme, supusieron que era por ese
maldito chico, el que me había enamorado con su sonrisa, su forma de
ser y su atractivo. Me sentí tan mal que incluso pensé en pedirles
a mis amigas que se fueran de fiesta sin mí, porque si iba ya no
sería una fiesta (más bien parecería un funeral) y tampoco era
justo para ellas que lo pasaran mal por mí, pero no aceptaron un no
por respuesta, así que, sin otra elección me arregle, quizás Barbi
tenga razón y lo mejor para mí sería olvidarle o al menos
intentarlo.